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Humillado y sin casa, Andrés ya no es príncipe y sufre la mancha de sus vínculos con Jeffrey Epstein

Andrés Mountabbaten Windsor ha perdido para siempre su título de duque de York este viernes, sin necesidad de que pase una ley por el Parlamento británico. El Palacio de Buckingham ha confirmado que el ex príncipe Andrés ha sido eliminado del registro oficial de la nobleza, en un proceso ingenioso pero que tiene lagunas legales. El proceso “a marcha forzada” será perdonado para que la Casa Real no se desmorone en este largo, sórdido y pedófilo escándalo Epstein.

Los duques, incluido el duque de York, figuran en el registro de la nobleza que se conserva en la Oficina de la Corona. Como Lord Chancellor, David Lammy es responsable de mantener actualizada dicha lista.

Lammy desempeñó un papel fundamental en la eliminación formal de los títulos nobiliarios.

Si bien el ducado podría abolirse mediante una ley del Parlamento, el palacio quería evitarlo a todo costo. Prefirió hacer lo que estuviera a su alcance dentro de sus prerrogativas reales. Por eso instruyó a Lammy para que simplemente elimine el Ducado de York del registro.

William, rey de facto

El próximo heredero y príncipe de Gales, William, se convirtió en el rey de facto, tras organizar con cortesanos, secretarios privados y apoyo legal la caída en desgracia de Andrés para siempre. Una operación sangrienta, brutal pero probablemente tardía. La familia real está sufriendo la erosión del affaire como el hermano del rey su máxima humillación pública.

Las portadas de los diarios británicos, este jueves, tras la expulsión del príncipe Andrés de su mansión. Foto: APLas portadas de los diarios británicos, este jueves, tras la expulsión del príncipe Andrés de su mansión. Foto: AP

El rey Carlos vaciló durante tres años sobre despojar a Andrés del Royal Lodge, cuyo alquiler le permitía estar allí por 75 años y extender el “leasing” a sus hijas. Una casa de «gracia y favor”, como se llama entre la familia real.

Como su madre, la reina Isabel, el rey Carlos detesta la confrontación en el poder y favorece la armonía de su reinado. Enfermo, trabaja en su legado y pasará a la historia por desalojar a su propio hermano.

William lo solucionó en dos semanas, consternado por la gestión de su padre, su debilidad, su indecisión a lo largo de tres años. Temía el impacto que podría tener sobre su reinado, si debe asumir más rápido de lo pensado, ante el cáncer y la debilidad del actual soberano.

El comunicado del palacio y un documento informativo, distribuidos el jueves a los medios, pretendían presentar al rey Carlos como el artífice de la decisión de despojar a Andrés de todos sus títulos y expulsarlo de la residencia real. Pero los cortesanos de William se burlaron de esta afirmación. Otro capítulo de los celos entre ambos campos y entre padre e hijo, cuyas relaciones no son buenas históricamente.

Un amigo del príncipe de Gales afirmó que William intervino, tras quedar «consternado» por el acuerdo anunciado hace dos semanas, en el que Andrés perdía el uso de su título de Duque de York. Pero conservaba Royal Lodge y continuaba siendo príncipe.

El estilo del príncipe heredero

Se reconoce la acción el estilo William: sin anestesia, como hizo en la cumbre de Sandringham, cuando quitó todos los honores militares a su hermano, el príncipe Harry. Al método lo extendió a su tío y octavo aún en la línea de sucesión y a Sarah Fergusson, la ex esposa de Andrew, que compartía el Lodge desde el 2008 con su ex marido. Deberá buscar su propia casa con sus propios fondos. Ella paga su vínculo con Epstein.

A pesar que el actual rey Carlos, enfermo de cáncer como ella, volvió a recoger a Fergie en la familia real en reconocimiento al pedido de su madre, la reina Isabel, que siempre la protegió contra la intransigencia de Philip, su marido, que la detestaba. A las dos hijas de los ex York las salvó: Beatrice y Eugenie seguirán siendo princesas. Pero viajaron al exterior para no quedar contaminadas, en medio de estas negociaciones.

El príncipe Andrés con sus dos hijas,  Eugenie (izq) y Beatrice (der.), en el casamiento de William y Kate, en 2011. Foto: AP El príncipe Andrés con sus dos hijas, Eugenie (izq) y Beatrice (der.), en el casamiento de William y Kate, en 2011. Foto: AP

Un comunicado inédito

La Casa Real, sus príncipes y sus cortesanos son una historia de vanidades, celos, crueldades y enigmáticos comunicados, que hay que interpretar como si estuvieran escritos en latín. Un buen ejemplo es el texto del Palacio de Buckingham del jueves a la noche.

“El príncipe Andrés pasará a llamarse Andrés Mountbatten-Windsor. Hasta la fecha, su contrato de arrendamiento en Royal Lodge le ha brindado protección legal para continuar residiendo allí. Se le ha notificado formalmente la rescisión del contrato y deberá trasladarse a otra vivienda privada. Estas censuras se consideran necesarias, a pesar de que continúa negando las acusaciones en su contra”, escribió el palacio, cuando todos los británicos estaban sentados en la mesa.

Andrew ha dicho, desde que se conocieron las acusaciones en su contra, que no cometió el delito de violar a la entonces adolescente Virginia Giuffre, que lo acusa póstumamente en sus memorias, tras su suicidio. Ha modificado varias veces sus contactos con Epstein.

Pero las necesidades del Palacio son más importantes que su defensa. “Estas censuras se consideran necesarias es una revelación de que ellos no creen en la palabra de Andrés ni tampoco la consideran». Es la defensa de la monarquía la que prima y reina.

“Sus Majestades desean dejar claro que sus pensamientos y su más sentido pesar han estado, y seguirán estando, con las víctimas y los sobrevivientes de cualquier forma de abuso”, concluye el comunicado.

Aquí está la participación de la reina Camilla, que considera que las acusaciones a Andrew demuelen su trabajo sobre la defensa de las mujeres acosadas. Ella y Kate, la princesa de Gales y futura reina, también fueron consultadas y no vacilaron.

La princesa Royal y Edward, el duque de Edimburgo, también participaron. Fueron “los piadosos”. Ellos pidieron que Andrés no sea abandonado porque se encuentra en una depresión profunda y ellos son sus hermanos. Ellos forzaron alojarlo en Sandringham. Aun William debe frenarse ante la presencia y la dura personalidad de la princesa Anne, una copia de su padre, el príncipe Philip.

El rey no quería echarlo

El equipo del rey ha intentado ahora presentar la suspensión del titulo retroactivamente como una medida provisional. El documento informativo del jueves afirmaba que «a necesidad de tomar medidas adicionales nunca estuvo en duda».

El rey esperaba que las medidas anunciadas el 17 de octubre fueran suficientes. Los documentos informativos publicados entonces dejaban claro que el contrato de arrendamiento de Andrés con la Corona no se veía afectado y que seguiría siendo príncipe.

Se retrotaían al vinculo de Andrés con su madre, la fallecida reina Isabell II, que lo protegió hasta el final. Una alusión lamentable frente a una reina con una imagen impecable. Sostenían que su título principesco le pertenecía, en virtud de las Patentes Reales emitidas en 1917 por Jorge V, las cuales fueron actualizadas por la reina Isabel II en 2012.

El rey Carlos y su hermano Andrés, que ya no es príncipe. Foto: AP El rey Carlos y su hermano Andrés, que ya no es príncipe. Foto: AP

El equipo del rey Carlos también informó a The Times, el 8 de noviembre de 2024, que no se lo podía expulsar de la residencia porque el Guardián del Tesoro Privado estaba «satisfecho» con que el dinero que utilizaba para su mantenimiento provenía de fuentes legítimas.

Andrés, de 64 años, había recibido una notificación por escrito a principios de ese año, en la que se le advertía que su hermano mayor le retiraría la ayuda económica si se negaba a mudarse de la finca de Windsor a una vivienda más modesta. A principios de año, le retiraron su escolta policial, en un intento por presionarlo para que renunciara. Pero Andrés se mantuvo firme.

William sentía que el affaife Andrés debía ser resuelto con su padre en el trono. Él y Kate sintieron un profundo malestar, cuando su padre quiso rehabilitar a Andrés, en plan misericordioso como gobernador de la iglesia anglicana.

También forzó a William y Kate a llevarlo a la iglesia en Balmoral en el verano del 2023 y hacerlo participar en la sesión fotográfica de Navidad de la familia en Sandringham en el 2022. Sucedió lo mismo en el 2023. William, furioso, boicoteó el almuerzo navideño en Sandringham en respuesta.

En febrero de 2024, se le permitió a Andrés encabezar la asistencia familiar a la iglesia para el servicio conmemorativo del rey Constantino de Grecia. Estuvo sentado en la primera fila, junto a la princesa Anne y la reina. Fue el día que William se enteró del cáncer de Kate y no fue.

Andrés y Sarah tenían previsto pasar la Navidad en Sandringham ese año, hasta que se reveló su amistad con un presunto espía chino, que lo sumergió de nuevo en el ostracismo.

Sin embargo, en 2025, la pareja parecía haber recuperado el favor del rey: Sarah Ferguson participó en un acto de concienciación sobre el cáncer con él en el Palacio de Buckingham, Ambos ocuparon un lugar de honor en el funeral de la duquesa de Kent, donde William ignoró a Andrew. Fue después de la publicación del libro de Andrew Lownie, relatando el ascenso y caída de la casa de York, que lo convenciera de que debía desvincularse de él inmediatamente.

La realidad es que la mudanza no será rápida a Sandringham. Se producirá el próximo año, después que la familia real pase sus vacaciones navideñas allí y no se produzcan molestos reencuentros. Mientras tanto Andrés y Sarah seguirán en el Royal Lodge, donde se ha instalado custodia policial en estas horas.


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