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Doca, el narco que torturó a tres nenes por un pajarito

Ya es la madrugada del martes y aún está oscuro. Dos mil quinientos policías de los grupos de elite de las principales fuerzas de seguridad del estado de Río de Janeiro avanzan sobre el entramado interminable de favelas de los complejos Alemao y Penha, al norte de la ciudad. Buscan a medio centenar de narcotraficantes del Comando Vermelho, pero sobre todo buscan a uno.

Edgar Alves Andrade, o Doca da Penha, o Urso. Está acusado de más de cien homicidios y es el jefe real del CV a nivel regional.

La Policía llega. Los narcos la esperan vestidos de combate, metidos entre el follaje de la vegetación arriba de un morro y con un dron al que le adosaron una de esas manos mecánicas que enganchan a los peluches en los parques de diversiones. El mecanismo fue ideado para soltar una granada sobre la Policía. Lo hicieron. Mataron a cuatro.

Los policías corren a los narcos desde la base de las favelas de Penha hacia arriba, por la Sierra de la Misericordia, y allá, cuando los narcos combaten cuerpo a cuerpo y van a escapar bajando el cerro hacia las favelas del otro lado, en el complejo Alemao, la Policía los encierra.

Hay más de 120 muertos y 133 detenidos. Nadie, ninguno de ellos, es Doca.

El principal objetivo que fueron a buscar no está. Ni vivo ni muerto. Se escapó. Está prófugo. Es posible que su leyenda en las cárceles, de las que también escapó, crezca aún más desde ahora.

Buscado. Doca o Urso, dice el afiche.Buscado. Doca o Urso, dice el afiche.

Según informes oficiales de las policías Civil y Militar, Doca era responsable de comandar, además de los complejos de Alemão y Penha, las regiones de Gardênia Azul y César Maia -en el suroeste de Río- y Juramento, en el norte.

Se lo investiga por la desaparición de varios habitantes de esas favelas, y entre los homicidios que le imputan le atribuyen la ejecución de varios menores de edad, tanto de bandas rivales como milicianos propios.

Hace dos años, los investigadores judiciales vincularon a Doca con el asesinato de tres personas y el intento de matar a una cuarta en un ataque ordenado por él en Barra de Tijuca, una de las zonas más elegantes de Río.

Las víctimas fueron médicos que estaban participando de un congreso y a los que los narcos habrían confundido con otro objetivo. Entre los muertos estaba Diego Ralf Bomfin, de 35 años, hermano de la diputada nacional Samia Bomfim.

Al enterarse del error, Doca también ordenó el asesinato de los sicarios que se equivocaron de misión por “desobedecer” su orden.

Nacido en Paraiba y criado en Vila Cruzeiro -una de las 12 favelas del Complejo Penha-, Doca tiene ahora 55 años y 20 órdenes de arresto que lo llevan a la cima entre los prófugos más peligrosos de Brasil.

El historial delictivo de Doca en la justicia brasileña tiene 189 páginas que registran 176 antecedentes penales sólo hasta 2023.

La mayoría por tráfico de drogas, asociación ilícita, hurto, robo, homicidio, tortura y posesión ilegal de armas.

Pero ninguno de los hechos de los que lo acusan son tan macabros como el de la tortura y asesinato de tres chicos que presuntamente le habían robado un pajarito al hijo de su lugarteniente.

En diciembre de 2020, Doca fue acusado de autorizar el asesinato de tres niños: Lucas Matheus da Silva, de 8 años; Alexandre da Silva, de 10; y Fernando Henrique Ribeiro, de 12.

Los chicos habían tenido una disputa con un narcotraficante local, socio de Doca, por un pajarito. Con la indicación de Doca, un grupo de sicarios torturaron y asesinaron a los tres.

Como uno de los líderes del Comando Vermelho, Doca es considerado una de las figuras clave responsables de la expansión de la facción en los últimos años, cuando fue superada a nivel nacional por el Primer Comando Capital (PCC), los narcos más fuertes de San Pablo.

Entre 2022 y 2023, el Comando Vermelho habría aumentado en un 8 por ciento las zonas bajo su contral, recuperando el liderazgo en Río que había perdido en años anteriores. Hoy, la influencia del CV en toda la Región Metropolitana de Río de Janeiro sería superior al 50 por ciento, según diferentes informes judiciales.

Entre los detenidos en los operativos del martes sí estaría Thiago do Nascimento Mendes, conocido como Belão, mano derecha de Doca.

Belão es considerado el principal operador financiero del Comando Vermelho en el Complejo Penha.

Durante los allanamientos del martes, la Policía encontró un llamativo grafiti sobre la pared en una de las favelas de Penha: la imagen de un oso gigante con chaleco antibalas, portando un rifle.

Es por “La tropa del Oso”, la banda que se atribuye ser la más fiel al liderazgo de Doca, el narcotraficante que el martes consiguió escapar de 2.500 policías en la operación antinarco más sangrienta en la historia de Río de Janeiro.


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