¿serán la clave para la diplomacia entre Trump y Japón?

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó el lunes a Japón, donde tiene previsto reunirse el martes por primera vez con la nueva primera ministra Sanae Takaichi. Ella es una protegida del difunto primer ministro Shinzo Abe, con quien Trump forjó un vínculo debido a su amor compartido por el golf.

Trump pasó el domingo en Malasia, donde participó en una cumbre regional. Su foco en Asia ha sido sin duda el comercio y su deseo de realinear la economía internacional bajo su visión de «Estados Unidos primero».

Un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China se está acercando, dijeron el domingo funcionarios de las dos economías más grandes del mundo, al alcanzar un consenso inicial para que Trump y el líder chino Xi Jinping aspiren a finalizarlo durante su trascendental reunión.

Trump comenzó su visita a Japón el lunes con saludos del emperador, un día antes de reunirse con la nueva primera ministra Sanae Takaichi, quien confía en construir una relación personal amistosa con el líder estadounidense para aliviar las tensiones comerciales.

Una clave de esta estrategia podría residir en una idea sugerida por el gobierno de Japón para comprar una flota de camionetas Ford F-150, un gesto significativo que también podría ser poco práctico dadas las calles estrechas en Tokio y otras ciudades japonesas.

Es una prueba diplomática temprana para Takaichi, la primera mujer en liderar Japón. Asumió el cargo la semana pasada y cuenta con una coalición de apoyo débil.

Trump inmediatamente aceptó la idea de las camionetas Ford mientras volaba hacia Asia a bordo del Air Force One.

«Tiene buen gusto», dijo Trump a los reporteros. «Esa es una camioneta popular».

El emperador japonés Naruhito dio la bienvenida a Trump en el Palacio Imperial tras la llegada del presidente, y los dos hablaron durante unos 30 minutos. Trump se enderezó la chaqueta mientras posaba junto a Naruhito para las fotos antes de sentarse frente a una mesa redonda, con flores en el centro, para sus conversaciones.

Trump y Takaichi hablaron por teléfono mientras el presidente estaba en pleno vuelo el sábado. Takaichi enfatizó su estatus como protegida del difunto primer ministro Shinzo Abe, uno de los favoritos de Trump durante su primer mandato, y dijo que lo elogió por negociar el alto el fuego en Gaza que condujo al retorno de los rehenes retenidos por Hamas.

“Pensé que (Trump) es una persona muy alegre y divertida”, dijo. “Me reconoce bien y dijo que me recuerda como una política por la que el (ex) primer ministro Abe realmente se preocupaba”, comentó. “Y le dije al presidente que espero con extrema ilusión darle la bienvenida en Tokio”.

Bajo la hospitalidad subyace la búsqueda de una estrategia para navegar la cada vez más compleja relación comercial que Trump sacudió a principios de este año con aranceles.

Trump quiere que los aliados compren más productos estadounidenses y también que asuman compromisos financieros para construir fábricas e infraestructura energética en Estados Unidos.

Las reuniones en Japón tienen lugar antes del encuentro de Trump con el líder chino Xi Jinping el jueves en Corea del Sur.

Tanto Estados Unidos como Japón han buscado limitar las ambiciones de fabricación de China, ya que la aparición de vehículos eléctricos chinos, inteligencia artificial y chips de computadora avanzados podría socavar las economías estadounidense y japonesa.

“En vista de la reunión planeada entre Trump y Xi Jinping poco después, Trump también podría estar considerando cómo fortalecer su posición demostrando la solidez de la relación entre Estados Unidos y Japón”, dijo Kristi Govella, directora de la cátedra de Japón en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un think tank de Washington.

La anterior administración de Japón acordó en septiembre invertir $550 mil millones en Estados Unidos, lo que llevó a Trump a reducir a un 15% un arancel del 25% con el que había amenazado a los productos japoneses. Pero Japón quiere que las inversiones favorezcan a los proveedores y contratistas japoneses.

El ministro de Economía y Comercio de Japón, Ryosei Akazawa, ha dicho que su ministerio está compilando una lista de proyectos en chips de computadora y energía para tratar de cumplir con el objetivo de inversión.

“Hasta donde sé, estoy escuchando que hay una serie de compañías japonesas que están mostrando interés”, dijo a los reporteros el viernes, aunque no dio más detalles.

Los funcionarios japoneses están estudiando la posibilidad de comprar más soja, gas natural licuado y automóviles estadounidenses. El conflicto comercial entre Estados Unidos y China ha cerrado el mercado chino a la soja estadounidense, lo que ha llevado a China a buscar más suministro brasileño. China no reportó importaciones de soja estadounidense en septiembre, una novedad desde noviembre de 2018.

Para Trump, la perspectiva de las camionetas Ford en las calles de rascacielos de Tokio sería una victoria. La administración se ha quejado durante mucho tiempo de que los vehículos estadounidenses estaban siendo excluidos de un mercado que es el hogar de Toyota, Honda, Nissan, Isuzu, Mitsubishi y Subaru. En una entrevista de septiembre en CNBC, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, dijo que Japón no compraría vehículos de marca estadounidense porque los “Chevys” eran populares entre los gánsteres japoneses.

Takaichi podría organizar la exhibición de las camionetas Ford F-150 en un lugar donde Trump pueda verlas, informó el periódico japonés Nikkei. El gobierno está considerando importar las camionetas para que su ministerio de transporte las utilice en la inspección de carreteras e infraestructura, aunque existe la preocupación de que la F-150 pueda causar congestión en las estrechas calles japonesas.

“Apreciamos que el presidente Trump abogue por los productos hechos en Estados Unidos”, dijo el portavoz de Ford, Dave Tovar. “Estaríamos entusiasmados de presentar la camioneta más vendida de Estados Unidos a clientes laborales y gubernamentales en Japón”.

El viaje de Trump se produce mientras el cierre del gobierno de Estados Unidos se prolonga. Muchos trabajadores federales se preparan para no recibir su primer sueldo completo esta semana, hay interrupciones en los vuelos mientras los ya exigidos controladores de tráfico aéreo trabajan sin remuneración, y los estados se enfrentan a la posibilidad de que la ayuda alimentaria federal se agote.

Dado que los republicanos rechazan las demandas demócratas de fondos para la atención médica, no hay señales de una ruptura en el estancamiento.