Nicolás Maduro arremete contra los obispos y crea una red de espionaje para delatar a quienes lo critican


En la escalada represiva del régimen de Nicolás Maduro no se salva ni la iglesia. A los sacerdotes críticos, que el mandatario califica despectivamente como “los señores con sotana”, son reprimidos incluso para celebrar misas sobre la canonización de los santos, mientras crea una red de espionaje para delatar a quienes critican al gobierno chavista.
Lo último es la arremetida que el régimen propinó al cardenal Baltazar Porras, a quien se le impidió participar en los actos con motivo de la canonización de los santos José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, los únicos dos santos venezolanos en su historia que fueron distinguidos por el Vaticano la semana pasada.
El chavismo siempre ha tenido relaciones tensas con la iglesia católica por haber cuestionado la falta de libertades y la violación de los derechos humanos en los últimos 26 años. Pero la gota que ha rebasado el caso ha sido la crítica de los religiosos porque Maduro adelantó la navidad el 1° de octubre cuando la festividad navideña comienza en diciembre y el hecho de que los obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana han exigido la liberación de los 900 presos políticos.
Maduro se enfureció porque los miembros del Episcopado de su país lo están contradiciendo. Pues “no van a contradecir una decisión del pueblo, para que las festividades navideñas se celebren desde el 1 de octubre y no el 25 de diciembre”, dijo.
Por si fuera poco, el cardenal Baltazar Porras denunció que el Gobierno le impidió viajar por aire y tierra a Trujillo para oficiar una misa por la canonización de José Gregorio Hernández. Aseguró que fue rodeado por militares y que las autoridades alegaron «riesgo de disturbios» y «peligro» por su presencia en Isnotú, el pueblo natal del santo.
En su cuenta de Instagram, Porras explicó que el veto a su persona comenzó la noche anterior (24 de octubre) cuando recibió una llamada del viceministro de culto de la Conferencia Episcopal sobre la “inconveniencia” de su presencia por supuestos disturbios, hechos que el cardenal calificó como infundados, ya que su único objetivo era oficiar la eucaristía.
Posteriormente, a través de un correo electrónico y un mensaje de WhatsApp, se le informó que su vuelo de Conviasa había sido suspendido hasta el 28 de octubre. Sin embargo, luego tuvo conocimiento que el vuelo se realizó con normalidad y aterrizó en Valera, capital de Trujillo.
Ante los inconvenientes, el cardenal tomó un vuelo privado que fue desviado a Barquisimeto, Lara, bajo el argumento de que habían fuertes vientos y que el aeropuerto de Trujillo estaba cerrado.
El cardenal denunció que, durante su escala, se encontró con un inusual despliegue militar en Valera, y que se impidió su traslado por tierra hacia Isnotú, incluso cuando intentó alquilar un vehículo para continuar el viaje. Ante la imposibilidad de movilizarse y sin recibir explicaciones, decidió regresar a Caracas.
Por su lado María Corina Machado hizo un llamado de alerta tras escalada represiva del régimen de Maduro. «En las últimas horas, la represión del régimen ha escalado, agrediendo directamente a nuestro Cardenal Baltazar Porras», escribió la líder en las redes sociales.
En la escalada represiva Maduro también ordenó implantar una nueva red de espionaje para delatar a los que critiquen el régimen. Se trata de reactivar la aplicación “VenApp” que inicialmente fue diseñada como una herramienta para que los ciudadanos venezolanos pudieran denunciar las fallas en los servicios públicos como cortes de electricidad o fugas de agua.
Pero ahora el mandatario tiene la intención de ampliar sus funciones para que los vecinos puedan denunciar a quienes piensen contrario o hablen mal del gobierno. Lo anunció Maduro así: “La VenApp o una versión ampliada y complementaria permita a los ciudadanos reportar todo lo que vean y escuchen para que las autoridades puedan actuar”.
Esta aplicación es una herramienta de espionaje que el régimen chavista lanza en momentos en que Estados Unidos realiza un despliegue de su poderosa flota aeronaval en el Caribe frente a las costas de Venezuela para combatir a las organizaciones de narcotraficantes.
Con la VenApp el chavismo busca sancionar a quienes se expresen de acuerdo con el despliegue de los buques norteamericanos en las redes sociales. El primer caso es contra el dirigente Leopoldo López, quien ha manifestado abiertamente estar a favor de la intervención de Estados Unidos en Venezuela. El régimen quiere revocar su nacionalidad y suspender su pasaporte venezolano, habiendo nacido en Caracas, al mejor estilo del régimen nicaraguense de Daniel Ortega.
La organización Amnesty Internacional alertó que la aplicación VenApp puede convertirse en un mecanismo de persecución contra quienes critican al régimen ya que los datos podrían usarse para identificar, acusar o intimidar a los disidentes. También se prestarían para delaciones y venganzas personales, familiares y vecinales.
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