Provinciales

Día del Periodista en tiempos de odio: la libertad de expresión en peligro en la Argentina de Milei

El 7 de junio de 1810, apenas días después de la formación de la Primera Junta, salía a las calles el primer periódico de la etapa independentista: La Gazeta de Buenos Ayres. Fundado por Mariano Moreno y redactado por figuras como Manuel Belgrano, Juan José Castelli y otros patriotas, su misión era clara: informar al pueblo sobre el rumbo del nuevo gobierno. “El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes”, afirmaba el decreto que le dio origen.

Aquella publicación revolucionaria fue, al mismo tiempo, una herramienta de comunicación y una trinchera de ideas. Su primer número llevaba como encabezado una frase de Tácito: “Rara felicidad la de los tiempos en que es posible sentir lo que se quiere y decir lo que se siente”. En ese espíritu se celebra cada año el Día del Periodista. Pero en la Argentina de 2025, esa «rara felicidad» parece cada vez más lejana.

Desde que asumió Javier Milei, la situación de la prensa crítica se deterioró gravemente. El presidente no solo estigmatiza al periodismo en sus discursos, sino que convirtió su guerra personal contra los medios en una estrategia oficial de gobierno.

“Mentiroso”, “ensobrado”, “delincuente con micrófono”: los insultos del mandatario hacia periodistas son moneda corriente. Incluso arengó a su militancia a gritar “hijos de puta” a los trabajadores de prensa en un acto público. Desde inicios de este año, redobló la apuesta con un sin de frases escalofriantes, publicadas a través de la red X, referidas a: “No odiamos lo suficiente a los periodistas».

Ataques simbólicos y reales a la libertad de prensa

A lo largo de su carrera, Milei pasó de buscar desesperadamente minutos de aire a amenazar abiertamente a periodistas. En 2023, le gritó al periodista Facundo Pastor por haber entrevistado a una exmilitante libertaria y le lanzó una amenaza clara: “Cuando sea Presidente, vos vas a correr”.

Hoy, esa promesa se convierte en hechos. Hace poco tiempo, el Gobierno libertario expresó una maniobra de intento de censura a través de Santiago Caputo, mano derecha del presidente, quien fotografió a modo intimidatorio la credencial del reportero gráfico Antonio Becerra. Poco tiempo después a Roberto Navarro, importante crítico de la gestión Milei, le abrieron la cabeza a golpes en un hotel. Otros tantos trabajadores de prensa en el último tiempo fueron golpeados, perseguidos, o desplazados de sus espacios laborales.

Uno de los casos más graves fue el del fotógrafo Pablo Grillo, herido por la Gendarmería el 12 de marzo durante una protesta pacífica de jubiladas y jubilados en Congreso. Mientras registraba la represión, un cartucho de gas lacrimógeno disparado directamente a su cabeza lo dejó en estado crítico. Gracias a registros audiovisuales aportados por colegas, se identificó al cabo Héctor Jesús Guerrero como el autor del disparo. Pese a la evidencia, a casi tres meses del ataque el gendarme aún no fue citado a declarar.

El fotógrafo Pablo Grillo fue herido por la Gendarmería el 12 de marzo durante una protesta pacífica de jubiladas y jubilados en Congreso.

La Gendarmería Nacional no solo demoró la entrega de su legajo sino que lo defendió con abogados propios, mientras el Ministerio de Seguridad, que encabeza Patricia Bullrich, sigue sin informar si continúa en funciones. Grillo se salvó por poco de morir: permaneció semanas en terapia intensiva, fue sometido a múltiples neurocirugías y, tras un extenso período de internación, fue dado de alta para iniciar su rehabilitación. Aún resta una intervención para reconstruir parte del cráneo. Su familia, acompañada por el CELS y la LADH como querellantes, sigue exigiendo justicia.

Día del Periodista en medio de la censura, el recorte y la represión

La política comunicacional del gobierno también apunta a vaciar el ecosistema mediático que no le es afín. El cierre de la agencia estatal Télam, la limitación del acceso a la información pública, la restricción a fotógrafos en el Congreso, y los intentos de “matricular” el periodismo son parte de un plan sistemático para desmantelar la libertad de prensa.

Protesta de los trabajadores de Télam.

A ello se suma la manipulación de la pauta oficial. Aunque el gobierno proclama haber eliminado la pauta, lo cierto es que solo la redistribuyó: organismos como YPF, Banco Nación y Aerolíneas Argentinas aumentaron su inversión en medios afines, mientras que publicaciones críticas como Perfil no recibieron un solo peso, ni siquiera en concepto de deudas anteriores.

La mayoría de los argentinos perciben el daño a la libertad de prensa

El 68,6% de la población considera que los ataques de Milei al periodismo afectan directamente la libertad de prensa. Así lo revela una encuesta de Zuban Córdoba y Asociados realizada en mayo de 2025, que refleja el creciente malestar ante la escalada de agresiones y restricciones a la labor periodística.

El estudio también muestra que el 64% de los consultados cree que el gobierno es cada vez más autoritario, mientras que el 67% considera “grave” que el presidente utilice insultos o lenguaje violento contra periodistas. Además, más de la mitad opina que cuando Milei ataca a quienes piensan distinto, lo hace para distraer del mal manejo económico.

A lo largo de su carrera, Milei pasó de buscar desesperadamente minutos de aire a amenazar abiertamente a periodistas.

El Día del Periodista no es solo una efeméride. Es, hoy más que nunca, una trinchera de memoria y resistencia democrática. Recordar a Mariano Moreno no es un gesto vacío: es recuperar su idea de que el pueblo merece estar informado. En tiempos en que el poder persigue a quien investiga, critica o simplemente cuenta lo que pasa, hacer periodismo vuelve a ser un acto de valentía.

Frente al odio, el apriete económico y la represión, la mejor forma de celebrar este 7 de junio es ejercer el periodismo con más fuerza, más compromiso y más solidaridad entre colegas. Porque cuando intentan callar a uno, tarde o temprano, intentan callar a todos.

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