Arropado por empresarios de todo el mundo, Donald Trump llega a Arabia Saudita para una gira por el Golfo centrada en el comercio

El presidente estadounidense Donald Trump llegó este martes a Arabia Saudita, primera etapa de una gira que incluye Qatar y Emiratos Árabes Unidos, con el objetivo de sellar ambiciosos acuerdos comerciales, pero con la vista puesta también en los conflictos en Oriente Medio.
El presidente estadounidense fue agasajado con una imponente escolta de varios F-15 sauditas cuando se acercaba a Riad, al inicio de una gira que la Casa Blanca calificó de «histórica» y que se presenta como uno de los grandes viajes al extranjero del mandatario.
Cerca de un centenar de empresarios, entre ellos el millonario dueño de Tesla Elon Musk y el CEO de OpenAI Sam Altman, y la plana mayor de los gobiernos de Washington y Riad, acompañaron a Trump y al príncipe heredero saudita Mohamed bin Salman en el Palacio Real, primera parada de la gira del mandatario estadounidense.
Trump encabezó junto con Bin Salman un almuerzo que contó con la presencia de Musk, el hombre más rico del mundo y un firme asesor del presidente de EE.UU., además de líderes de las mayores empresas de ambos países, entre ellos Larry Fink, de BlackRock o Jensen Huang, de NVDIA.

En su primer mandato, Trump también eligió Arabia Saudita como destino de su primer viaje al extranjero y este martes el mandatario tiene previsto asistir a un foro de inversores en Riad.
La decisión del mandatario republicano de escoger de nuevo los ricos Estados petroleros del Golfo como primer viaje oficial, después de un breve desplazamiento para el funeral del Papa Francisco, pone de relieve el crucial papel geopolítico que han adquirido estos países y su importancia como socios comerciales de Estados Unidos.
El conflicto de Israel y el movimiento islamista palestino Hamas en Gaza será un tema central del viaje, después de que el grupo liberara a Edan Alexander, un rehén israelí con nacionalidad estadounidense cautivo desde el ataque del 7 de octubre de 2023.

Otro asunto en la agenda es el programa nuclear de Irán, después de que Washington y Teherán retomaran las negociaciones y celebraran el último ciclo de conversaciones el fin de semana, gracias a la mediación de Omán.
Aviación, energía e Inteligencia Artificial
Un tema central de la visita son los acuerdos comerciales para industrias claves como la defensa, la aviación, la energía y las nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA).
«El presidente espera con ansias embarcarse hacia su histórico regreso a Oriente Medio», para promover una visión en la que «el comercio y los intercambios culturales derrotan al extremismo», declaró el viernes la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos recibirán seguramente en forma fastuosa al magnate republicano de 78 años.
En los ocho años transcurridos desde el inicio del primer mandato de Trump, estos importantes socios comerciales han adquirido además una relevancia mayor en la escena internacional.
Qatar es un mediador clave en las negociaciones entre Hamas e Israel y Arabia Saudita ha facilitado conversaciones sobre la guerra en Ucrania.
El príncipe heredero saudita, Bin Salmán, prometió en enero aportar 600.000 millones de dólares en el comercio e inversiones estadounidenses.

Según un alto funcionario saudita cercano al Ministerio de Defensa, Riad presionará para conseguir los últimos cazas de combate F-35 de Estados Unidos, junto con sistemas de defensa aérea de última generación, valorados en miles de millones de dólares.
«Pondremos como condición que las entregas se realicen durante el mandato de Trump», declaró la fuente a la AFP.
Un avión de lujo, entre las conversaciones
Los esfuerzos para que Arabia Saudita, como gran potencia regional, reconozca a Israel, probablemente no entren en la agenda de este viaje, ya que Riad insiste en que primero hay que sentar las bases para un Estado palestino, para sellar este acuerdo.
Un tema de debate que precedió el viaje fue el anuncio de que Trump aceptaría un lujoso Boeing 747-8 ofrecido por la familia real de Qatar, para reemplazar temporalmente el actual avión presidencial Air Force One y seguir incluso usándolo después de su mandato.
El avión, estimado por los expertos en 400 millones de dólares, fue descrito por medios norteamericanos como un «palacio en el cielo», y desató críticas por un posible conflicto de intereses, dado que la Constitución estadounidense prohíbe a los funcionarios aceptar regalos «de un rey, príncipe o Estado extranjero».
Trump desestimó las críticas y afirmó que sería «estúpido» rechazar el avión, que afirmó que es un regalo «temporal».
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