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Achille Polonara y la final por su vida: “Me dieron un 90% de probabilidades de morir” | Baloncesto | Deportes

Se llama Vitoria y acaba de cumplir cinco años. Es el nombre que eligieron sus padres, el baloncestista Achille Polonara y su mujer, Erika Bufano, cuando la niña nació en 2020 en la capital alavesa, un gesto de cariño de la pareja por la ciudad que acogió a la familia durante las dos temporadas en que el alero italiano militó en el Baskonia (2019-2021).

Vitoria ha celebrado estos días un quinto cumpleaños muy especial. Apenas durante unas horas, su padre recibió permiso para salir del hospital Sant’Orsola, en Bolonia, después de estar al borde de la muerte. Polonara ha despertado recientemente de una pesadilla de 10 días en coma, consecuencia de un trombo que le afectó durante la lucha que mantiene contra la leucemia. Papá Achille abrió los ojos justo a tiempo para la fiesta de su hija mientras incluso los doctores temían lo peor.

“Nos dijeron que tenía un 90% de probabilidades de morir”, recuerda Polonara en el medio italiano Le Iene; “no recuerdo casi nada de lo que pasó. Es como si hubiera estado dormido. Fue duro. Los médicos nos daban pocas esperanzas. Cuando desperté, no podía hacer nada. Luego mejoré. Ahora respirar fuera del hospital es maravilloso”.

Polonara fue operado en octubre de 2023 de un tumor testicular. Volvió a las pistas apenas dos meses después, pero el cáncer había dejado huella en su cuerpo de atleta y hoy, a los 33 años, está jugando una final contra la leucemia. En verano recibió quimioterapia en Valencia y el pasado 25 de septiembre fue operado de nuevo (recibió un trasplante de médula de una mujer estadounidense). Un trombo mientras se recuperaba en un hospital en Bolonia le mandó otra vez contra las cuerdas. “No era creyente, pero he rezado mucho”, comentaba su mujer, Erika. “Le decía: ‘Por favor, no me dejes, te necesito’. Su mayor preocupación era: ‘¿Volveré a ser el de antes?. Ahora tendrá que comprometerse con la fisioterapia, porque hasta ahora, cuando entra el fisioterapeuta, resopla y maldice. Todos tenemos que pasar por esto juntos, incluso los niños”, añadía sobre la batalla que afronta la familia.

El mundo del baloncesto se ha volcado con Polonara. Durante el pasado Eurobasket, la selección italiana que dirigía Gianmarco Pozzecco grabó a fuego un ritual: una videollamada con su antiguo compañero antes de cada partido de la fase de grupos en Limassol. La primera vez Achille no respondió. Tenía el móvil en silencio y no se enteró. Desde entonces estuvo atento y la conjura funcionó. Italia ganó los tres partidos siguientes en los que invocó a Polonara en el vestuario, incluido un duelo decisivo contra España. La imagen del querido Achille, sin pelo y muy delgado, inyectaba pundonor a los azzurri. Si aquel hombre estaba luchando con todas sus fuerzas por su vida, ¿cómo no iban ellos a dejarse la piel por ganar un partido de baloncesto? “Achille es parte de nuestra familia. Sufrimos y jugamos por él”, explicó entonces Pozzecco.

Polonara ha jugado las dos últimas temporadas en la Virtus de Bolonia después de pasar por el Fenerbahçe, el Anadolu Efes y el Zalgiris Kaunas después de su etapa española. Precisamente el equipo italiano que entrena Dusko Ivanovic visita este jueves en la Euroliga (20.30, Movistar) al Baskonia, el conjunto que tanto recuerdo presonal dejó en Polonara. Una pancarta está preparada en el Buesa Arena para mandar energía al hombre que defendió ambas camisetas y las dos escuadras se unirán en un gesto de apoyo. En la ciudad alavesa le recuerdan como una persona “muy querida” y que dejó un gran recuerdo junto a su familia en esos dos cursos en los que se vistió de corto en 66 encuentros de la ACB. “Quien lleva fuego nunca se rinde”, publicó este miércoles el Baskonia en un mensaje en sus redes sociales. Polonara sigue jugando la final por su vida.


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