Los demócratas logran amplias victorias para gobernador en los estados de Virginia y Nueva Jersey


Los demócratas se aseguraban este martes notables victorias con dos líderes femeninas, ambas ex legisladoras, en dos Estados clave, Virginia y New Jersey. Las dos postulantes triunfaban por importantes diferencias sobre sus rivales republicanos.
Un escenario central para la oposición, que planteó estas urnas como un referéndum sobre el comportamiento del gobierno de Donald Trump en la perspectiva de la futura batalla por el Legislativo el año próximo.
En Virginia, aunque ha tenido registros republicanos importantes entre sus electores, las encuestas habían anticipado que el público en general experimenta un fuerte rechazo hacia la figura del presidente. Un beneficio para la ex agente de la CIA y operativa antinarcóticos, Abigail Spanberger, de 46 años, que picó en punta no bien cerraron las urnas para las elecciones de gobernador.
Compitió contra la vicegobernadora Winsome Earle-Sears, una dirigente republicana que no tuvo sin embargo un apoyo franco y directo de parte del jefe de la Casa Blanca, posiblemente convencido de que carecía de posibilidades. Al computarse casi el 80 por ciento de los votos, Spanberger, madre de tres niñas, reunía 56,2% de los votos contra 43,6% de su competidora.
En New Jersey, las diferencias parecían incluso aun mayores a favor de la ex piloto de helicópteros de la marina, Mikie Sherrill, de 53 años. Cuando se llevaban computados 69% de los votos, la demócrata reunía 56,8% por ciento de los sufragios, contra 42,7% del republicano Jack Ciattarelli.
De confirmarse el resultado, sería notable. Los analistas habían anticipando un posible empate debido a que ese Estado, vecino de Nueva York, tiene una inclinación hacia los líderes neoyorquinos y Trump figura completamente en ese marco. New Jersey, si bien no le dio la victoria al magnate, ha votado gobernadores republicanos a quienes ha reelegido. De modo que este voto expresaría un duro castigo al gobierno central.
En ese sentido, las elecciones de este martes configuraron para la oposición demócrata un primer intento muy serio y quizá concluyente para recuperarse de la apabullante derrota del año pasado en las presidenciales y abrir camino a ganar el control de las cámaras en las elecciones de medio término en noviembre próximo cuando se renueven todas las bancas de diputados y un tercio del Senado.
Spanberger de 46 años, llegó a la política justamente en 2018 cuando ingresó al Congreso a caballo de la fuerte victoria demócrata en la mitad del mandato del primer gobierno de Trump. Ese triunfo reflejaba la desazón en aquel momento de los norteamericanos por la situación económica y el caos en la administración, una escena que este partido busca repetir desde la caída en la imagen del jefe de Gobierno y los problemas que comienza a evidenciar la economía de la potencia.
Esas elecciones fueron también el umbral de Sherrill, amiga desde entonces de su colega.
Madre de tres niñas, Spanberger exhibió un discurso mucho más moderado que el que mostró Zohran Mamdani en Nueva York, que sería muy reactivo en el publico virginiano. Ha hecho campaña exhibiendo su récord militar y en los sistemas de seguridad, pero, además, agregando un detalle que marca una visión diferente a lo que fue la campaña presidencial demócrata del año pasado.
La dirigente, así como su colega de New Jersey, apuntaron con firmeza a los problemas sociales que ha creado el gobierno trumpista. Tuvo a la mano el efecto de los despidos que promovió el multimillonario Elon Musk cuando se asoció con Trump que dejó a miles de empleados estatales en la calle, incluso derribando agencias centrales para la cobertura social.
Últimamente también por el cierre del gobierno, el proceso por el cual los dos partidos no acuerdan para renovar el financiamiento al Ejecutivo, con lo que caen los salarios de los empleados públicos y contratados externos.
Una encuesta en Virginia revelaba hace pocos días que casi 50% de los votantes culpaba a los republicanos por ese desastre y concordaba con la presión demócrata que ha venido exigiendo que el gobierno acceda a financiar los sistemas de ayuda sanitaria a los sectores más desfavorecidos de la población como condición para autorizar los recursos.
Trump se ha negado a ese cambio, que desafiaría su ley de presupuesto. Esa norma reduce sensiblemente los impuestos a los segmentos de mayores ingresos y compensa esa pérdida recortando los sistemas sociales para los segmentos más desfavorecidos, una cuestión que preocupó a sectores liberales del Partido Republicano con vista a las legislativas de noviembre próximo.
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