Milei pisa las jubilaciones para mantener el dólar barato y el festival de las importaciones
Durante 17 meses consecutivos, Argentina mantuvo un superávit comercial. Sin embargo, en el primer cuatrimestre de 2025, ese saldo positivo se desplomó un 80% respecto al mismo período del año anterior. ¿La principal causa? Un salto del 35,7% en las importaciones de bienes, que superaron los USD 24.000 millones entre enero y abril, mientras las exportaciones apenas crecieron un 5,8%.
El fenómeno, que remite al “festival de importaciones” que caracterizó los últimos meses de gestión de Alberto Fernández, se está repitiendo en un nuevo contexto: bajo la administración de Javier Milei, que asumió con la promesa de ajuste fiscal, liberalización económica y estabilidad monetaria.
La paradoja es evidente. El Gobierno justifica el congelamiento de jubilaciones y su rechazo a cualquier modificación de la fórmula previsional como una defensa del superávit fiscal. Sin embargo, al mismo tiempo, interviene en el mercado cambiario para mantener un tipo de cambio apreciado, desregula el comercio exterior, reduce aranceles e impulsa condiciones que incentivan la importación a precios bajos, lo que socava el equilibrio de la balanza comercial.
Un superávit que se derrite
Según datos oficiales del INDEC, en abril las exportaciones alcanzaron los USD 6.664 millones, con un aumento interanual del 2,3%, mientras las importaciones treparon un 37,3% hasta los USD 6.460 millones. El resultado fue un superávit mensual de apenas USD 204 millones, un 88,7% menos que el registrado en abril de 2024, cuando se habían contabilizado USD 1.807 millones de saldo positivo.
En términos acumulados, el primer cuatrimestre cerró con un superávit de USD 1.265 millones, frente a los USD 6.208 millones del año anterior. La Cámara de Exportadores (CERA) alertó sobre esta “abrupta disminución”, explicada en gran parte por el “fuerte dinamismo importador traccionado por la normalización del comercio, la mayor apertura económica, la apreciación cambiaria y el repunte de la actividad económica”.
La consultora Abeceb estima que el superávit comercial de 2025 rondará los USD 8.000 millones, menos de la mitad del registrado en 2024, que fue de USD 18.899 millones. Una pérdida proyectada de USD 10.000 millones en tan solo un año.
Importaciones récord y desregulación
La consultora Unexar advirtió que el monto importado entre enero y abril fue el segundo más alto de la historia, solo superado por el mismo período de 2022. Esta dinámica fue posible gracias a una combinación de factores: atraso cambiario, baja de aranceles en más de mil posiciones arancelarias, menores controles aduaneros, desaparición de barreras paraarancelarias y trámites más simples para ingresar mercadería.
“El monto importado aún no alcanzó su techo”, advirtió Jorge Berciano, titular de Unexar. Y agregó: “Empresas fabricantes comenzaron a importar productos que antes manufacturaban en el país”. En bienes de consumo, el aumento interanual fue del 68,4% en volumen. En el caso de vehículos, del 219%. Y los bienes de capital, esenciales para inversión, crecieron 112,7% en las compras a China, donde también se registró un incremento del 164,5% en bienes de consumo.
La importación de ropa y textiles también marcó récord: en el primer trimestre de 2025 crecieron 86% y 109% interanual en volumen respectivamente. Según la fundación ProTejer, el 67% de las prendas consumidas en el país son importadas, el mayor porcentaje registrado.
Jubilaciones. Dictámenes de UxP (ambos de mayoría).
Vamos llevar lo siguiente a votación en el recinto:
1. Prórroga de la moratoria previsional por dos años Costo fiscal; 0,08% del PBI, como dije en mi exposición, sólo los tres primeros meses del año fueron 0,16% de PBI en… pic.twitter.com/SB8bdA9CZz— Julia Strada (@Juli_Strada) May 13, 2025
Esto impacta directamente en la industria nacional. Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva de Fundar, señaló que en el primer trimestre la producción industrial fue 10% menor que en 2023, en parte porque el importado está “ganando cuotas de mercado frente al nacional”.
El dólar barato como incentivo
Uno de los factores clave detrás del boom importador es la política cambiaria del Gobierno. Aunque el ministro de Economía, Luis Caputo, insiste en que no hay intervención, en abril se aplicó una corrección de apenas el 10% en el tipo de cambio oficial, que quedó rezagado frente a la inflación y generó una apreciación real.
Esto favorece el ingreso de productos importados a precios relativamente bajos, y genera lo que los analistas llaman “atraso cambiario”, un incentivo para importar y un castigo a la producción local. “El importado viene ganando terreno y eso explica parte de la caída en la producción industrial”, insistió Schteingart.
El economista Miguel Ponce también advirtió sobre los efectos de la apertura: “Vamos a entrar en déficit de la balanza comercial. Los aumentos de importaciones corren por la banda del 40%, mientras las exportaciones apenas crecen”.
Dólares para importar, no para jubilaciones
Mientras todo esto ocurre, el Gobierno mantiene su negativa a actualizar las jubilaciones. El presidente Javier Milei ha amenazado con vetar cualquier proyecto aprobado por el Congreso que implique cambios en la fórmula previsional o aumentos superiores a los otorgados por decreto.
El argumento oficial es la necesidad de sostener el superávit fiscal, una de las metas centrales del plan económico. Sin embargo, las importaciones están desestabilizando la otra pata del equilibrio macroeconómico: el frente externo.
“Si se cancela deuda en los plazos previstos y sigue este ritmo de importaciones, no alcanzarán los parches”, advirtió Berciano. “Argentina se endeuda para pagar deuda, un peligroso círculo vicioso que se repite”. Según Ponce, “en dos meses vamos a ver el espectáculo de containers que ni siquiera van a ser retirados, porque habrá sobreoferta de productos traídos por diferentes importadores sin coordinación”.
El costo social del modelo
La contracara del superávit menguante es la situación de los jubilados. El haber mínimo, que apenas supera los 200 dólares, pierde poder adquisitivo mes a mes. Mientras tanto, se permite el ingreso de productos de consumo masivo a precios subsidiados por el tipo de cambio oficial, beneficiando a sectores con capacidad de importación.
Este contraste pone en cuestión las prioridades del modelo. Se protege el equilibrio fiscal limitando el gasto en jubilaciones, pero se pierde el equilibrio comercial por abrir las puertas a importaciones que podrían sustituirse con producción local.
En suma, el riesgo no es solo económico, sino también social: la balanza comercial está cediendo a un esquema que privilegia la apertura sin regulaciones, mientras el ajuste se descarga sobre los sectores más vulnerables.
