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Los disidentes rusos se reúnen en extremo silencio en Bruselas: ¿Qué buscan?


Viven bajo amenaza de muerte. Algunos han estado encarcelados y ninguno puede volver a Rusia sin exponerse a un juicio por “terrorismo”, aunque su actividad sea la disidencia política pacífica. Tienen profundas diferencias entre ellos, pero intentan centrarse en lo que les une: Putin debe irse y la guerra contra Ucrania debe acabar.

Se hacen llamar ‘Comité Ruso Contra la Guerra’ y sueñan con una Rusia democrática y cercana a la Unión Europea. Bruselas no les presta especial atención, como tampoco lo hacen los gobiernos europeos, porque las posibilidades de que puedan hacer caer al inquilino del Kremlin parecen ínfimas.

Este lunes se reunieron en un hotel de Bruselas cercano a las instituciones europeas bajo unas discretas, pero contundentes medidas de seguridad. Hace dos semanas la Agencia Federal de Seguridad rusa (FSB, antiguo KGB) anunció que lanzaba una investigación contra ellos por “terrorismo”. Los acusa de estar preparando un golpe de Estado. En la diplomacia europea nadie cree que tengan ni la más remota posibilidad de organizar algo así.

El grupo lo creó en 2022 Mijail Jodorkovski, antiguo magnate ruso que había pasado una década en prisión hasta que fue liberado y pudo exiliarse en Suiza. Sus abogados siempre dijeron que fue procesado y condenado no por corrupción, como le acusó el Kremlin, sino porque suponía una amenaza política contra Putin. Ahora se lo acusa, junto a sus compañeros, de querer “tomar el poder por la fuerza y cambiar el orden constitucional en Rusia”.

La reunión del lunes tiene importancia simplemente por haberse celebrado, porque en el grupo hay diferencias claras sobre cómo enfrentarse a Putin. Debatieron, según sus canales de Telegram, principalmente dos asuntos: qué hacer los 100 primeros días después de la eventual caída de Putin, y cómo representar en Europa la voz del exilio y la disidencia rusa. Al acto acudió en representación de la Comisión Europea el comisario Andrius Kubilius, ex primer ministro lituano y ahora encargado de las políticas de la industria de Defensa en el Ejecutivo europeo.

La ayuda principal puede llegarles del Consejo de Europa (una institución ajena a la Unión Europea y en la que en el pasado participó incluso Rusia). La semana pasada adoptó una resolución en la que asegura que ayudará a “crear una plataforma para el diálogo con las fuerzas democráticas rusas”. La idea es ayudar a que los rusos exiliados en Europa se movilicen contra el régimen de Putin. En Europa viven varios cientos de miles de rusos exiliados de su país.

La mayoría de las personas que se reúnen en este Comité Ruso contra la Guerra nunca tuvieron actividades políticas en su país. Y algunas incluso fueron miembros de organismos rusos como el Consejo de Derechos Humanos. Algunos trabajaron de forma independiente para el Gobierno de Putin hasta que este lanzó la invasión de Ucrania.

Su mayor figura política es Mijail Kasianov, la primera persona que fue primer ministro bajo el mandato de Putin. También participan en el grupo personas como los escritores Viktor Shenderovich y Dimitri Bykov, el historiador Vladimir Kara-Muza, el ex campeón del mundo de ajedrez Gary Kasparov, el periodista Eugeni Kiselev o el miembro de la Academia de Ciencias de Rusia Yuri Pivovarov.

El grupo nunca ha hecho llamamientos a la violencia ni a acabar con el régimen de Putin de otra forma que no sea pidiendo elecciones libres y justas, algo que consideran que no ha habido en Rusia en décadas.


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