Palito Rey, un auto exiliado que triunfo en Europa – Sport Chaco

Palito Rey cumple el año próximo «50 años de auto exilio». Con su título de arquitecto en 1976 se subió a un barco en Buenos Aires y se bajó en Barcelona. Buscó trabajo de cualquier cosa y el destino lo llevó a Madrid, donde consiguió una «changuita» en Andorra, que lo marcó para siempre. El básquetbol le abrió la puerta a su nuevo destino de vida
Rubén “Palito” Rey recuerda con nostalgia sus inicios en Villa San Martín, el club que marcó su trayectoria y donde comenzó a forjar amistades que perdurarían a lo largo de su vida. Desde muy joven, el básquetbol se convirtió en su pasión, un refugio en medio de la convulsión que vivía Argentina durante la década del 70. Cada tarde, el sonido del balón rebotando en la cancha de Villa se entrelazaba con las risas y gritos de sus compañeros, creando un ambiente de camaradería que siempre atesoraría.
“Recuerdo a mis compañeros, que siempre estaban dispuestos a dar lo mejor de sí en cada partido”, comenta Palito, evocando momentos que ahora parecen lejanos pero que siguen vivos en su memoria. La cancha era su segundo hogar, un lugar donde olvidaban las dificultades y disfrutaban del juego. En ese espacio compartido, no solo se formaron como jugadores, sino que también se cimentaron lazos que trascendieron lo deportivo.
La Selección Chaqueña fue un paso importante en su carrera. Representar a su provincia fue un honor y, cada vez que vestía la camiseta, sentía el peso de la responsabilidad. “Era un momento único, jugar con los mejores de mi generación, compartir entrenamientos y partidos que nos llevaban a soñar con el éxito”, recuerda. A pesar de los retos, había un sentido de unidad y esfuerzo que los impulsaba a seguir adelante.
A medida que el básquetbol se entrelazaba con su vida profesional, Palito nunca dejó de lado su carrera en arquitectura, que había comenzado en esos días en Resistencia. La construcción de su futuro, tanto en el deporte como en su profesión, fue un equilibrio complicado, pero gratificante. Cada victoria en la cancha era un motivo de celebración, así como cada proyecto arquitectónico exitoso.
En 1976, sin embargo, el destino lo llevó a Europa, a un nuevo capítulo en Andorra. Aunque dejó atrás a muchos amigos y compañeros de equipo, la ciudad le ofreció nuevas oportunidades. “Nunca olvidaré a Villa San Martín, siempre será parte de mí”, afirma con melancolía. En Andorra, continuó jugando al básquetbol amateur, formando nuevos vínculos y participando en un equipo que había crecido gracias a la llegada de inmigrantes como él.
Con el tiempo, Palito se destacó en su profesión y siguió contribuyendo al mundo del deporte. Su vida ha estado marcada por la solidaridad, y su regreso a Argentina no solo significó reencontrarse con sus raíces, sino también ayudar a quienes más lo necesitaban en su tierra natal. “Mis años en Resistencia me enseñaron sobre la comunidad, el apoyo mutuo y la importancia de estar presente”, concluye.
Así, la historia de Rubén “Palito” Rey es un testimonio de superación, amistad y compromiso, donde el básquetbol se convierte en el hilo conductor de una vida llena de experiencias y enseñanzas que sigue compartiendo desde Andorra, con un corazón siempre ligado a su amado Chaco.
CRUZANDO EL ATLANTICO
Nos cuenta Rubén Rey desde Andorra, “El 7 de diciembre de 1976, como los antiguos inmigrantes, tomé un barco, el Guglielmo Marconi de Italmar. Salí desde Buenos Aires y llegué el 22 de ese mes a Barcelona. El barco terminaba su recorrido en Nápoles”.
Entre los motivos de esa partida cuenta: “Yo Tenía compañeros que estaban estudiando arquitectura en ese momento, que están muertos y mucha gente que la pasó muy mal huyendo, escondiéndose. Y bueno, esa fue un poco la razón de mi partida a esta nueva vida.,
Enseguida apela a sus recuerdos y nos relata: “La idea era evidentemente buscar trabajo, porque yo no tengo ningún familiar, tampoco amigos y todas las recomendaciones que te dan resultan papel mojado. Inclusive varias recomendaciones de la Iglesia, de amigos y todo. Nada, absolutamente nada.
Luego expresó: “Me salió la posibilidad de ir Madrid a los pocos meses de un trabajo, y como la gran mayoría de los inmigrantes o migrantes, como quieras llamarle. Y me vine a Andorra por una semana santa a trabajar en hotelería, y de a poco me fui quedando. Y al tiempo ya, cuando me empezaron a surgir trabajos dentro de la profesión de la arquitectura, aunque todavía no tenía rivalizado el título”.
EL BASQUETBOL COMO TRAMPOLIN
Mientras trabajaba aparecieron algunos contactos para hacer básquetbol, “Me quedé y empecé a jugar en el Básquet Club Escalde’s. Y, dada las circunstancias, en ese momento empezó a venir mucha más gente. No éramos profesionales porque todos veníamos buscando trabajo, pero mucha gente de Cataluña, que es la zona que está pegada a lo que es el Principado de Andorra, fueron llegando y se conformó un equipo muy interesante y hubo años que subimos tres veces de categoría, y de ahí se frenó porque el Gobierno en ese momento no tenía dinero”.
Nada fue sencillo: “Pero la pasión no traía ingresos y todo se hizo muy difícil, teníamos que pagarnos todo, desde la gasolina de los coches a poder dormir en lugares medianamente higiénicos y cómodos. La mayoría ya estábamos emparejados y entonces, no solamente que se quería viajar con las parejas, sino que no podíamos hacerlo. Y de eso yo empecé a jugar en el 77”.
SOBRE TERRENO FIRME
“En 1985 es cuando dejo de jugar porque me empieza a salir ya mucho trabajo de mi profesión, ya tenía revalidado el título. Después jugué dos años más una liga comercial, pero ya era totalmente amateur de nuevo. Pero sí, fui profesional en los últimos años de mi carrera y el equipo es la base de lo que hoy es el Mora Bank, Andorra. Antes fue el River, que es un supermercado muy importante, y después también tuvo el patrocinio del grupo ciclista, que en algún momento fue importante, el Festina.
En uno de sus regresos, pudimos compartir charlas con Palito, que llegaba al país y específicamente al Chaco, para hacer tareas solidarias: “Esto surgió porque realmente yo soy practicante, soy creyente y creo que realmente una manera de devolverle al universo algo de todo lo mucho que me ha dado, que no es poco el poder haber estudiado, haber tenido una familia que me han dado su apoyo y poder comer caliente, como se dice normalmente poder viajar, que fue el motivo principal y fundamental de mi venida a Europa, más allá de la situación delicada que estaba viviendo Argentina, ya desde la subida de los militares el 24 de marzo del 76”.
PROFESIONAL DE LA ARQUITECTURA
“Y bueno, tuve la posibilidad de empezar a hacer todo lo que buscaba realmente, que llevo más de 40 años. Ahora ya prácticamente no hago nada. También estoy retirado de la profesión, porque la crisis del 2007-2008 pegó muy, muy fuerte en Europa y Andorra no fue la excepción. Mi profesión me permitió el trabajo que fue suficiente como para permitirme vivir decentemente”.
“Dependemos mucho de lo que es España y Francia. Pero bueno, no me puedo quejar. Tengo una vida tranquila y que me permite, hasta hace muy poquitos meses, seguir haciendo ayuda solidaria a muchos países.
Volviendo a lo deportivo, recuerda: “Jugué siempre en Villa San Martín. Yo no cambié a ningún otro equipo. Lo hice en la Selección de la Universidad del Nordeste, en la Selección de Chaco, y fui preseleccionado una vez para la Argentina.
Palito Rey comparte recuerdos y anécdotas relacionadas con su carrera en el baloncesto, “principalmente vinculada al club Villa San Martín. Menciona su formación como técnico nacional, destacando que fue compañero de Neco Pérez y que el curso fue impartido por el fallecido “manco” Feinstein. No ejerció como técnico debido a compromisos profesionales, optando por retirarse de la práctica activa del baloncesto a los 35 o 36 años. Fue el primer chaqueño en incursionar en el básquetbol europeo
La emoción lo embarga recordado la época dorada de Villa San Martín, mencionando compañeros de equipo como el negro Ledesma, Walter Dosso, Caeco Valussi, Carlucho Lutringer, Buky Carlen y Pótolo Sánchez. También recuerda a jugadores más jóvenes como Kike Cundom, Carlitos Rodighiero, Ricardo Siri, Dany Toledo, Oscar Simonit y Penny Corbalán.
Además, describe su experiencia en la selección de la universidad, lamentando los «chanchullos» que les impidieron triunfar en el argentino de universidades en Bahía Blanca. Recuerda a compañeros como Buky Carlen, Jorge McDonald, Trepo, Biloni, Gille Barrios, Walter Ray, Simoní y Goujón, dirigidos por Fleger. Destaca la camaradería y el buen ambiente tanto en Villa San Martín como en la selección universitaria.
AMIGOS DEL DEPORTE
Palito rememora momentos con otros jugadores, no solamente la gente de Villa San Martín, “como los dos hermanos Simoni, tanto Wilfredo como Héctor, excelentes; personas increíble y también muy compañeros también con Ernesto Roig, Gabriel Muñiz, Roberto Goujón”. “No te olvides -nos dice- de que cuando yo tuve la gran frustración de lastimarme 48 horas antes del inicio del campeonato argentino de Chaco 1973, yo fui compañero de habitación con Ernesto Roig, en la concentración del Seminario. Primero estuvimos en La Liguria. No quise dejar la concentración porque realmente lo sentía como muy mío también y con muchas posibilidades, pero bueno el destino a veces te juega malas pasadas”
Palito Rey explica las razones de su auto exilio “Evidentemente la situación política de seguridad y económica del ’76, pero también coincidió mucho que yo me cansé de pedir trabajo, no dinero, trabajo a las autoridades locales, ya que tenía gente conocida en el gobierno, compañías de seguro, todos te prometían, pero nunca nada. Y las vueltas de la vida, hoy les estoy tremendamente agradecido a toda esta gente que no me respondieran, porque mi vida fue totalmente diferente con unos inicios muy duros, extrañando muchísimo a la familia, los amigos; pero bueno la verdad que hoy gracias a Dios puedo decir que estoy realizado, no solamente profesionalmente sino como persona y también lo que me ha ayudado muchísimo a poder hacer toda esta solidaridad que muchísima gente como tú, están al corriente, son 49 años de exilado voluntario del 76 al 25. El año que viene si Dios quiere para navidad voy a hacer medio siglo de que me fui de Resistencia que gracias a Dios nunca tuve ningún problema en volver”
Insiste con remarcar ante nuestra insistencia, sobre las ayudas solidarias: “Tanto en Resistencia, Barranqueras y en el Impenetrable. Además de proyectos gratuitos que hice en diferentes lugares como en Sir Lanka, Mozambique, Tanzania; casi todos para Cáritas, la organización católica. No soy ningún fanático, pero bueno como los contactos los tenía con esta gente, lo mismo que en Ucrania, antes de la guerra, fueron todos a través de Cáritas.
Finalmente recuerda con gran orgullo el reconocimiento recibido como “leyenda del básquetbol de Andorra, me llena de orgullo que haya sido el primero y el único en ese momento que jugó fuera de Chaco en Europa”
LUIS DARIO MOLODEZKY
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