Milei vuelve a endeudar al país: u$s2.000 millones con bancos internacionales y fuerte interés
En un nuevo paso hacia la profundización del endeudamiento externo, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) confirmó un préstamo de u$s2.000 millones con un grupo de siete bancos internacionales, bajo la modalidad conocida como REPO. La tasa de interés pactada: un peligroso 8,25% anual en dólares. El plazo: 2 años y 4 meses, con vencimiento en abril de 2027. Como garantía, el Gobierno entregó bonos Bopreal, es decir, más deuda.
La operación fue celebrada oficialmente como un avance para «fortalecer el balance del BCRA». Pero detrás del eufemismo técnico, el fondo es claro: Argentina vuelve a endeudarse con la banca internacional, a una de las tasas más altas del mundo, y sin haber salido aún de la crisis por el acuerdo con el FMI de 2018.
Lejos quedaron las promesas de “no vivir del crédito” y de “cortar con el gasto público”. El Gobierno de Milei, mientras recorta jubilaciones, paraliza la obra pública y congela sueldos, accede gustoso a financiamiento internacional usurario. Con esta operación, además, se reabre la puerta a los mismos actores financieros que colaboraron con el colapso económico del macrismo.
¿Qué es un REPO y por qué debería preocuparnos?
Un REPO es básicamente un préstamo con garantía. El Banco Central le entrega a los bancos internacionales bonos del Estado argentino, que estos pueden vender si el país no cumple con los pagos. Durante el contrato, los bancos cobran intereses y se quedan con los beneficios que generan esos bonos (pagos de renta y amortizaciones). Es decir, el país no sólo se endeuda, sino que entrega recursos futuros en bandeja.
A diferencia de otras formas de financiamiento, en los REPOs la soberanía queda aún más comprometida, porque los títulos que se entregan cambian de manos. Si Argentina no paga, esos bonos quedan en poder de los acreedores, quienes pueden rematarlos en el mercado, presionando aún más a la deuda nacional.
Mientras el oficialismo celebra una supuesta “confianza del mercado”, la realidad muestra que el país sigue atrapado en una lógica de deuda que no resuelve los problemas estructurales, sino que los agrava. La tasa del 8,25% es significativamente más alta que la que pagan otros países de la región. ¿Por qué aceptarla? Porque Argentina no tiene crédito, y quienes prestan, lo hacen con condiciones durísimas.
El préstamo no es más que una maniobra contable para engrosar reservas artificialmente de cara a la revisión con el FMI. No mejora la economía real, no activa el crédito para la producción, no alivia a los sectores golpeados por el ajuste. Solo sirve para pagar deudas anteriores y ganar algo de aire político.
La historia se repite: más deuda hoy, más crisis mañana
Este acuerdo con la banca internacional, por parte del Gobierno de Javier Milei, marca el regreso de Argentina al mercado de deuda privada después de casi siete años. La última vez fue en 2018, cuando los ministros Dujovne y Caputo colocaron bonos a tasas entre el 4,6% y el 6,95% anual. Hoy, el país vuelve al mismo camino, pero con tasas aún más altas y en condiciones más frágiles.
El ciclo es conocido: primero, deuda para “estabilizar”; después, dependencia creciente; y finalmente, otra crisis. Si no se cambian las prioridades, si no se invierte en producción y trabajo, seguir hipotecando el futuro solo nos asegura repetir el pasado.
Con información de C5N.
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