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Gabriel Muñiz, campeón argentino con el Juvenil Chaco 1967 – Sport Chaco

 

 

 Gabriel “Pato” Muñiz, ex jugador de Hindú Club y de los seleccionados chaqueños, habiendo sido integrante del plantel juvenil de Chaco, que logró el primer título nacional en 1967, en un recordado torneo de Misiones del que se cumplieron 50 años. El Círculo de Periodistas Deportivos del Chaco tuvo entonces la oportunidad de entregarle la merecida medalla de reconocimiento, que había quedado pendiente. También la entidad de la avenida Italia, le envió el reconocimiento para su hermano Osvaldo, quien fue parte del cuerpo técnico. En la foto de portada Hindú campeón 1976. En la foto el primero hincado, Gabriel Pato Muñiz.

¿Como fueron tus inicios en Hindú Club?

Yo arranqué en con 7 años cuando el verde funcionaba en la avenida Sarmiento, con la conducción del profesor Normando Coronel.

Luego nos tomó Ricardo Rocha en las juveniles que por este tiempo se llamaban cadetes mayores y menores, cuando el club se traslada a su actual predio de la calle Franklin. Esa camada de juveniles de golpe sube a primera.

Alberto Perosio, Roberto Goujón, Carlos Zamudio, Carlitos Freschi. Nos meten con la primera de esa época con jugadores como Rocha, Rey, los hermanos Outeriño, Lischuk que venían de ser campeones argentinos. Fue una experiencia fantástica poder jugar con esos jugadores, que empezaban a retirarse y nosotros ocupábamos su lugar. Nos dirigía don Ángel Delovo.

Contame lo que fue el torneo de Misiones…

El torneo se definió con el seleccionado de Corrientes, donde todos pasaban la edad. Había algunos que superaban el límite en dos o tres años. Pero buena, así era en esa época. Se anotaban a los chicos cuando se podía… Había una ley o un decreto en Corrientes del siglo anterior, donde se podía anotar a los chicos hasta tres años después de su nacimiento.

¿El “diablo” Benítez también?

Huuu Santanas, Satanás Benítez era el goleador de la Asociación Metropolitana jugando para San Lorenzo. Y aparece jugando un torneo juvenil. Siempre quedaba la duda… (risas). Todo hasta que aparecen los torneos de veteranos, y ahí saltaba… Bueno, a ese equipo con jugadores hechos como el de Corrientes, de 100 partidos le podíamos ganar uno. Y fue ese justamente.

¿Cómo fue el desarrollo de esa final?

El primer cuarto perdíamos 32 a 18 y no lo podíamos parar a Satanás. Hizo 20 de los 32. En ese momento Víctor Romero decidió que fuera yo el responsable de seguirlo por toda la cancha. El cambió mi vida en el básquet. Con esa marca y la ayuda de Roberto Goujón, logramos frenarlo y remontar, para llegar al suplementario. En todo ese segmento Benítez convirtió un solo doble, jugamos con la desesperación de los correntinos.  Faltando 5 segundos perdíamos por dos puntos. Isaac  Korinisky, un gran base y fenómeno del básquetbol, manejó la bola con maestría, logró la falta y con las conversiones estiramos la definición. En ese momento era histórico poder llevar al suplementario ante un elenco correntino, que arrasaba en todos los certámenes. En el suplementario se cayeron y nosotros nos quedamos con la final, veníamos embalados.

¿Cómo fueron los festejos?

Fue tremendo, porque muchos chaqueños se hicieron presentes en Oberá. La gente de Misiones también estaba de nuestro lado. El presidente de nuestra Federación era don Eduardo Siri. Recuerdo que todos los pibes por aquel entonces, por primera vez probamos champagne. Nos entregaron una copa gigante, que se la llenó de esa bebida. Imaginate hoy que un pibe de 17-18 años pruebe por primera vez el champagne… El festejo duró toda la noche. Se sumaron los misioneros, que estaban con nosotros a muerte. No lo bancaban a los correntinos. Lo cierto es que al día siguiente por iniciativa del doctor Grimberg Rovner fuimos a hacer una exhibición a Apóstoles. Los muy bacanes, después volvimos en avión. Cuando llegamos no lo podíamos creer. El Aeropuerto minado de aficionados. Nos subieron a un vehículo y nos pasearon por la avenida 25 de mayo, hasta la gobernación. Era un mundo de gente. Fuimos recibidos por el gobernador Basail, que nos había despedido cuando partimos. Le entregamos la copa y la distinción como la delegación más correcta. Después vino una cena y festejos en peñas de la ciudad, algunas que ni las conocía. También hubo una muy especial, que fue un baile organizado por la Asociación Italiana.

¿Como siguió tu camino en el básquetbol?

A partir de ahí Ángel Delovo me hace ingresar en primera como marcador, y mi trabajo era anular a los mejores jugadores adversarios.

Fue una gran etapa y fueron diez años de coronaciones consecutivas. Además éramos invitados a todas las inauguraciones de todas las canchas del país.

En el 69 se produce la ida de Pichín Centanaro a Gimnasia de La Plata con la promesa además de la Selección Nacional dirigida por Ripullone. A nuestro equipo se incorporaron el Pollo Acuña de 1,96 y Daniel Polich de 2,04,  conformamos un gran equipo con la experiencia de Ernesto Roig, El Puma Pirota, yo y otros como Goujón  y Belfiori haciendo su valioso aporte desde el banco, más los nuevos juveniles como fue el caso de Cristaldo. Fuimos un equipo muy competitivo, teníamos jugadores altos y buenos tiradores, además de una gran defensa de hombre a hombre.

Tuvimos un gran predominio hasta que Regatas Resistencia comenzó a reforzarse con los hermanos trayendo a Jorge Mac Donald, traen a Héctor y Wilfredo Simoni, al zurdo López de San Lorenzo, además ya lo tenían a  Neco Pérez, que era un fenómeno.. Eran partidos  a cancha llena, donde teníamos la suerte de ganar siempre las finales.

Está bien, eran los taitas, hasta que del interior aparece un equipo, que se convirtió en el boom del básquetbol chaqueño y regional….

Teníamos que jugar la final del Provincial en casa, que también era Regional y donde el ganador accedía al Argentino de Clubes en Mendoza. Era tanta la confianza que nos tenían los dirigentes que  cedieron la localía a Villa Ángela. Fuimos y le estábamos dando una paliza a Unión Progresista. En el primer tiempo llevábamos 12 puntos que era mucho, teniendo en cuenta que no existían los triples. Progre contaba con nombres que con el correr del tiempo mostraron toda su calidad,  que contaba jugadores de la talla de los hermanos Carlos y Jorge Lobera, Martin, Cenzano, Salinas. Pero lo cierto es que aparece ahí un fenómeno que fue Antonio Manno. Faltando 10 minutos nos mandó a hacer pressing con ayuda en toda la cancha y no nos dejaron mover. Y estoy convencido,  fue  quien da vuelta todos patas para arriba y revoluciona el básquetbol con su estilo Ve.Di.Me. Además en ofensiva el Gringo Martin la rompió en la llave, con la conducción del jovencito Orlando Salinas. No pudimos contra esa defensa, se arrimaron y nos ganaron por un simple.

¿Como reaccionaste en ese momento?

Vino un periodista de Villa Ángela y me pregunta, con tantas finales jugadas como puede estar tan abatido… No, le dije, acabo de darme cuenta que el básquetbol cambió. Y yo no tengo tiempo. Estaba sobre los 28 años, y para aquella época los de 28 éramos veteranos. Después los tiempos cambiaron, la medicina deportiva, los chicos son unos monstruos. Las canchas, los calzados, la preparación física

Apareció Kimberley de Mar del Plata. ..

En el año 1978 se decide blanquear el profesionalismo en la Argentina  y se permite el ingreso de los extranjeros. Kimberley que nunca había salido campeón decide armar un gran equipo. Contratan dos extranjeros, un norteamericano y un portorriqueño, un lungo de Bahía Blanca, además de tres locales de buen nivel. A ese equipo me sumé y logramos el ansiado título de los marplatenses. Después llegó el Provincial y ahí dije basta, me retiré. Soy un agradecido porque el deporte me abrió las puertas de Mar del Plata. Hice mi actividad comercial basándome en el deporte.

¿Como fue tu vinculación  con Quilmes?

Tengo una hija que por aquellos años practicaba artes marciales, y así me fui acercando. Por supuesto siempre con los ojos puestos en el básquetbol. Mi hi Polo, estaba en las juveniles. Y ahí los vi  debutar a Cequeira, Wolkowyski, Jovanovich. Los jugadores chaqueños siempre van a parar a Quilmes y si son buenos, siempre es una excelente vidriera.

Te quedaron lazos familiares en el Chaco

No, porque mi familia se fue antes que yo todavía a Mar del Plata. Mis padres y mis hermano también, quien además fue el ayudante técnico de Víctor Romero en el torneo del ’67. Siempre mantengo el contacto y la relación con la gente del básquetbol.

Así dejamos esta rica charla con el “Pato” Muñiz, como lo llamaban sus amigos y compañeros, que compartieron la casaca de Hindú Club y los seleccionados chaqueños.

 

Luis Darío Molodezky


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