Del hielo al algoritmo: la revolución tecnológica de una PyME formoseña

«Nosotros arrancamos en 2010 como un proyecto familiar, pero recién en los últimos dos o tres años empezamos a enfocarnos directamente en ser una PyME inteligente», contó a NEA HOY Gustavo Ramos, propietario de la empresa Hielos Norte Grande, en una charla donde profundizó la implementación de nuevas tecnologías a su proyecto desde la provincia de Formosa. Su historia, lejos de ser la de una empresa más, es la muestra palpable de cómo el acompañamiento correcto, la tecnología y una mentalidad abierta pueden transformar radicalmente una pyme.
Ese punto de inflexión llegó de la mano del Programa de Mejora de la Competitividad, que, según Ramos, «apareció en el momento justo», cuando la empresa se gestionaba de manera autodidacta y necesitaba llegar a la implementación profesional. «Desde el Programa nos ayudaron a optimizar nuestros recursos y reorganizar nuestros espacios con sistemas como el CASE (desarrolladores de software a automatizar tareas, mejorar la calidad y reducir el tiempo y costo de desarrollo). Gracias a eso, empezamos a implementar procesos que antes solo estaban en papel», explicó Gustavo. La sinergia fue inmediata: el asesoramiento técnico profesional se combinó con la energía de un equipo que ya venía experimentando con innovación desde la trinchera. «Creo que es fundamental que todos nos retroalimentemos si realmente queremos evolucionar», comentó en referencia a la importancia del trabajo en conjunto entre el Estado, las empresas y los colegas del mismo rubro.
La Inteligencia Artificial como herramienta innovadora
«El producto no importa tanto como la alternativa que vos le ofrecés al cliente, ese es el secreto», sostuvo Ramos. Bajo esa filosofía, comenzaron a incorporar inteligencia artificial en su planta de producción de hielo. Analizando variables como la temperatura ambiente, lograron que la IA(Inteligencia Artificial) ajuste automáticamente los tiempos de congelamiento, ahorrando energía, evitando desperdicios y aumentando la producción diaria. «Antes, los tiempos eran fijos, programados a mano. Pero si hacía calor, el hielo salía hueco; si hacía frío, salía quemado. Ahora, cada ciclo se adapta en tiempo real», detalló.
Pero la transformación no se detuvo en la planta. También llegó al transporte y la energía. Usando paneles solares y freezers adaptados, construyeron un sistema de refrigeración sustentable para el reparto, permitiendo conservar el hielo sin depender de electricidad externa. «Montamos todos los componentes del ecosistema solar y los implementamos en los camiones. Luego armamos un tráiler móvil refrigerado para eventos, completamente alimentado con energía solar. Hoy podemos dejar 100 bolsas en consignación, sin que se derritan», contó el propietario de Hielos Norte Grande.

Hielos de colores, el arte de innovar
Quizás uno de los desarrollos más llamativos fue la creación de hielo de colores, pensado especialmente para el público infantil. «Notamos que ese segmento no estaba explorado, sin propuestas específicas, y nos pusimos a investigar cómo podíamos atraer la atención de los chicos sin alterar la calidad del hielo. Después de muchas pruebas con colorantes alimenticios aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), dimos con la fórmula». El resultado: hielo sin sabor, que no contamina la bebida ni deja residuos, pero con colores atractivos para fiestas infantiles. «No existía un antecedente, por eso nos costó tanto lograr las habilitaciones. Pero ahora ya lo estamos comercializando en Corrientes también».
El siguiente paso fue transformar también la atención al cliente. «Estamos implementando un sistema con agentes virtuales que toman pedidos por teléfono, calculan la cantidad de hielo necesaria para un evento y ofrecen cotizaciones en segundos», afirmó Gustavo en la entrevista con NEA HOY. «Lo importante no es solo agilizar el proceso, sino dar una atención personalizada, de calidad, con soluciones a medida», agregó. Dicho sistema puede apreciarse en el siguiente enlace.
La clave es adaptarse a los nuevos tiempos
Más allá de las herramientas tecnológicas, hay algo que atraviesa todo el relato de Hielos Norte Grande: una actitud colaborativa y una profunda convicción en que el cambio es posible. «Estamos viviendo un cambio impresionante. La única manera de estar a la altura es cambiando la mentalidad», dice. Y concluye con una reflexión clave: «Muchas veces, la mayor traba no es la tecnología, sino romper los viejos paradigmas. Creer que para producir más hay que comprar máquinas más grandes, cuando a veces la clave está en mirar mejor lo que ya tenemos».
En tiempos donde se tratan cuestiones como la digitalización y la transición energética, el caso de Hielos Norte Grande demuestra que la innovación no necesita de grandes presupuestos ni de ubicaciones estratégicas. Basta con una idea clara, ganas de mejorar y el acompañamiento justo. «La tecnología está al alcance de todos. Con un teléfono y voluntad podés arrancar ya que existen un montón de herramientas gratuitas», dice Gustavo.
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