Provinciales

De San Pedro a la nieve del Eternauta: la historia de la actriz misionera que conquistó el set con su fuerza

Para Karina Portillo, actriz misionera oriunda de Eldorado, participar en la superproducción de “El Eternauta” fue un salto al vacío y un sueño cumplido. Su nombre no figura entre los protagónicos, pero su imagen sí: se la puede ver en más de una escena clave, resistiendo la invasión nevada junto a Juan Salvo y su grupo. Lo que comenzó como una figuración terminó convirtiéndose en un papel con continuidad, que podría seguir en la segunda temporada ya confirmada por Netflix.

Su vida en Misiones

Karina Portillo se crió en el norte misionero. Nacida en Eldorado, pasó por distintos pueblos de la zona hasta que su madre pudo instalarse en San Pedro. Allí, los recuerdos de su niñez se entremezclan entre la escuela San Francisco y la chacra de su abuelo entre animales de granja y jacarandás.

La historia de amor de sus padres también tiene ribetes novelescos. “Mi papá era el jefe de mi abuelo en una obra. Mi mamá le llevaba la comida a su papá y así se conocieron”, cuenta entre risas. Él, oriundo de Buenos Aires, viajaba a Misiones por trabajo. La relación a distancia duró hasta que Karina cumplió diez años, y entonces decidieron mudarse todos a Florencio Varela, en el conurbano bonaerense. Allí terminaría la primaria y cursaría el secundario.

Ya desde chica tenía claro que lo suyo era el arte. Frente a la pantalla, quedaba maravillada con el programa de Xuxa y se ponía a cantar y bailar las coreografías junto a la reina de los bajitos. Al verla, los grandes divertidos le preguntaban si soñaba con ser una de las paquitas, pero no, ella estaba decidida de grande a ser como Xuxa.

En Buenos Aires

Su presencia escénica era evidente. A los 14 años comenzó un taller de comedia musical, donde se formó en teatro, canto y baile. También exploró el modelaje, participando en cursos de pasarela y sesiones fotográficas. Pero su verdadero amor era la actuación, especialmente frente a cámara. “El cine me fascina. Me mostrás una cámara y ya me conecto. Es como si la cámara pudiera leer lo que estás pensando”.

Sin embargo, no todo fue fácil. Ya en Buenos Aires, su acento misionero y sus vocablos portuñoles le costaron más de un disgusto le costaron más de un disgusto. “Sufrí mucho bullying, se burlaban en la escuela, iba a comprar un picole y el quiosquero se me reía«, explica Karina, «fue duro, hasta que uno aprende a adaptarse, después me fui acostumbrando, tipo okay, el portugués lo habla mamá y la abuela nada más, tenía como que adoptar un idioma, cambiar el ‘yo’ por el ‘sho’ y seguír”.

Pero todo tuvo un revés inesperado. En el mundo artístico, el ser misionera pasó de ser un obstáculo a un rasgo distintivo. “En los castings les encanta que seamos del norte«, aseguró, «vos haces una entrevista y decís que sos de Misiones dicen, «Ah, ¿de Misiones?» y como que ya te tratan diferente, como que caemos bien, nos tienen como más humanos, más empáticos y sobre todo más trabajadores”.

El Eternauta

Después de algunos años de vaivenes entre trabajos estables y sueños postergados, llegó el punto de quiebre. “Tuve uno de esos días en que sentís que tu vida no va para ningún lado. Ahí me conecté de nuevo con esa niña que quería actuar. Busqué contactos que tenía de antes y vi que una agencia buscaba mujeres con perfil militar”.

Mandó fotos sin saber de qué se trataba el proyecto. Un lunes aplicó, y el miércoles ya la habían seleccionado. Al principio no sabía de qué se trataba, el set al que llegó estaba cubierto de nieve artificial, había camiones, trajes y armas. Recordó que había escuchado varias veces que una productora intentaría adaptar El Eternauta, la icónica historieta argentina, pero no quiso creerlo al principio.

«Tenía como una leve sospecha, pero Dije, «No, esto es un montón.» Y cuando me empiezan a maquillar y me lo llevan a vestuario, veo mi mi uniforme, ¿no? Mi uniforme con las máscaras y demás y ahí pregunto, ‘Eh, chicos, ¿me pueden decir qué qué proyecto es este?’ El Eternatua, me dicen… Casi me muero”. Karina en su momento había leído algunos tomos antiguos que había conseguido en una feria de usados. Sabía lo que significaba. Sin saberlo, había conseguido participar de la adaptación de Netflix que tenía a Ricardo Darín como protagonista.

Su participación, en principio, era menor. “Iba a estar en dos escenas con máscara, ni se me iba a ver. Pero ese mismo día, al bajarme del camión, me seleccionan para el grupo de la expedición, que era clave en la historia”, aseguró Karina Portillo. Ese grupo es el que, en los capítulos finales, lidera la resistencia y retoma la ciudad de Buenos Aires de manos de los invasores alienígenas.

Su papel fue creciendo escena a escena, al punto que terminó compartiendo planos con Ricardo Darín, con Ariel Staltari, con Favalli y gran parte del elenco principal. “Terminé siendo la líder militar. Estoy en las escenas del tren, custodiando, dando señales. Fue como un decreto mágico”.

A pesar de que algunas escenas impactantes quedaron fuera en edición —“teníamos tomas increíbles en las alturas, navegando”—, la experiencia le reafirmó que había tomado el camino correcto. “Una cosa es soñar con ser actriz y otra es meterte al medio, estudiar, rodearte de gente del ambiente. Desde afuera no te llega la información, los castings, las oportunidades”.

Después del rodaje

Sin embargo, lo más difícil fue guardar el secreto. El rodaje se extendió por diez meses durante 2023 y el estreno recién llegó en abril de 2025. “Fue terrible tener que ocultarlo tanto tiempo. Uno llega del rodaje, lleno de adrenalina, de haber estado al lado de Darín, y no poder contárselo a nadie… guardaba todo: fotos, videos, recuerdos. A mi mamá sí le mandé una imagen con Darín. Le dije: ‘Mirá mamá, yo siento que ya lo logré. Estoy más cerca de mis sueños’”.

Cuando finalmente la serie se estrenó, las redes sociales estallaron. “Mucha gente me escribió para felicitarme. Algunos me decían ‘¿puede ser que te vi en el Eternauta?’ y otros que ya sabían de mi pasión por actuar me decían ‘era evidente que ibas a terminar haciendo algo así’. Fue muy alentador”.

Karina recuerda el rodaje como su “Hollywood personal”. Ya tiene otras participaciones filmadas. Una de ellas es en el spin-off de “El Marginal”, titulado En el barro, donde aparece brevemente como policía. También grabó una escena con Siciliani en la segunda temporada del Envidiosa, aunque esa toma fue descartada en edición.

Aun así, espera volver a aparecer en la continuación de la historia ahora que se confirmó la segunda temporada de El Eternauta. “Nos dijeron que si tu personaje sobrevivió y tenía continuidad dentro del grupo, hay chances de seguir. Así que estoy cruzando los dedos”.

Portillo también sueña con incursionar en otros géneros, ya que el bichito de los formatos infantiles sigue allí. “Me gustaría mucho hacer algo infantil, siempre soñé con algo tipo Casi Ángeles, con canto, baile, que los chicos te tengan en sus mochilas, sus tazas, sus cuadernos. Me encantaría algo así, algo más de comedia musical”.

Y si de sueños se trata, hay uno que permanece intacto: filmar en su tierra. “Misiones tiene todo mi corazón. Amo ir a Oberá, a Posadas. Cuando era chica, si mi mamá no me llevaba, era un berrinche. Todavía tengo familiares en Eldorado. Sería hermoso rodar una serie o película allá”.

Karina sabe que el camino actoral no es fácil: está lleno de castings que no prosperan, papeles fugaces y mucho ensayo sin aplauso. Pero también aprendió que se puede tener un trabajo común y, aun así, apostar fuerte por los sueños. Por eso sigue formándose cada año, tomando talleres de teatro y explorando nuevas herramientas para crecer como intérprete.

El Eternauta fue un regalo que me llegó cuando decidí no abandonar más mi vocación”, resume. “Volví a conectar con la niña que quería ser Xuxa. Hoy sé que quiero ser Karina: la que actúa, la que lidera, la que no se rinde”.

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