sin un nombre firme, el cónclave arranca entre la confusión y las disputas entre conservadores y progresistas

Los 133 cardenales electores realizaron este martes las dos últimas congregaciones con los purpurados mayores de 80 años, excluidos del Cónclave que comenzará el miércoles.
El clima es un tanto confuso porque no hay candidatos firmes que se presentan al primer voto del miércoles por la tardo. Los de afuera no sabrán este resultado que podría ya dar indicaciones de quién podría conquistar los 89 votos que representan los dos tercios requeridos para consagrar al sucesor del argentino Jorge Bergoglio, tras doce años de un pontificado que ha enconado con sus decisiones a dos amplias corrientes, una progresista y la otra conservadora, que ahora se enfrentan pero, no se sabe bien cómo, en las votaciones del Cónclave.
Las normas prohíben los pactos previos, so pena de la excomunión de quienes lo acuerden. Por supuesto que es difícil creer que no sobrevendrán los acuerdos, que lucen inevitables si el candidato debe alcanzar el más alto nivel que nunca de 89 sufragios para llegar a los dos tercios.
Los 133 purpurados presentes son el resultado de un esfuerzo de nombramientos por parte de Jorge Bergoglio de muchos representantes de países remotos y de estructuras más pobres, que están presentes.
Se trata del Cónclave más poblado que se recuerda, con todas sus consecuencias. Un obispo de Roma que no se identificó dijo que “será difícil que elijan un jesuita o un latinoamericano”, tirando una patada indirecta a la memoria de Francisco.
Cuando Bergoglio fue elegido, en marzo de 2012, su imagen entró al Cónclave bendecida por su internación en las congregaciones en la que presentó un análisis de los problemas de la Iglesia que recibió un consenso decisivo. Este “shock” positivo no se ha producido ahora.
Por eso es que muchos tienen la convicción de que el riesgo de que las discrepancias prolonguen las votaciones. En las tres elecciones anteriores, el polaco Juan Pablo II fue elegido en la octava votación, el cardenal Josef Ratzinger, fue en el cuarto llamado y Bergoglio en el quinto.
Si tras las votaciones sigue sin ser consagrado el nuevo pontífice, las normas establecen que los 133 cardenales votantes se tomen un día de descanso que podrán dedicar a conversar entre ellos y buscar un candidato que permita superar el impasse.
Este panorama no es del todo desechado porque hasta hora una decena de congregaciones de cardenales no lograron producir proyectos de candidaturas creíbles.
El primero que apareció en el horizonte fue el ex Secretario de Estado, Pietro Parolín, como un producto de grupos de cardenales del mundo diplomático, con otros agregados. Se corrió la versión de que Parolin podía contar con 30-40 o 50 votos, según los entusiasmos.
Pero su candidatura sufrió las consecuencias de una versión que aseguró el cardenal Parolin había sufrido un ataque de presión hace cinco días. El actual decano del colegio de Cardenales no se exhibe desde entonces. También volaron muchos chismes y ataques contra él.
El tema debería quedar aclarado en la primera votación. El Vaticano desmintió como “falsa” la versión de la enfermedad. Si lo es, los votos podrían demostrar que el cardenal Parolin sigue adelante,
La única otra candidatura presentada en las congregaciones fue la del cardenal Mario Grech, arzobispo de Malta y sobre todo secretario general del Sínodo de los Sínodos.
La cuestión del futuro del Sínodo se ha instalado en la Iglesia. Es un cambio profundo en la vida institucional de la Iglesia, que lleva a una ampliación de sus estructuras internas.
Ya no serán solo los obispos sino también las mujeres y los laicos los que votarán en las futuras asambleas. El Sínodo, una criatura del reformismo de Bergoglio, envenena la lucha entre progresistas y conservadores que se escandalizan con el cambio que quita a los obispos el monopolio de las decisiones en la Asamblea Sinodal, hasta el 2028 prorrogada por Francisco cuando ya estaba internado en el hospital Gemelli.
El principal candidato bergogliano en el Cónclave es Matteo Zuppi, 69 años, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Su nombre debería presentarse ya el miércoles en la lista de la primera votación.
Otro candidato es el filipino Luis Antonio Tagle, 67 años, llamado “el Francisco de Asia”, el continente donde más crece el número de católicos. Tagle es el Prefecto para la Evangelización de los Pueblos de la Curia Romana.
En las congregaciones de los cardenales fue creciendo otro personaje: el arzobispo de Marsella Jean Marc Aveline, de 66 años. Se ganó a muchos con su conversación entretenida pero profunda. Es un progresista muy amigo de Jorge Bergolio. Algunos afirman que su perfil recuerda a Francisco, afable y culto. Aveline se ha dedicado mucho a las periferias francesas y a la ayuda a los inmigrantes.
Según parece el presidente Emmanuel Macron ha buscado también favorecer un candidatura francés al papado,
El único candidato conservador que floreció en las congregaciones fue el arzobispo de Bucarest Peter Erdo, de 72 años, que parece haberse reanimado en los últimos días. Su punto negativo son las buenas relaciones que tiene con el gobierno de extrema derecha de Victor Orban.
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