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Masculinidades en Red: la apuesta por un cambio que interpela a los varones

A veces la transformación no empieza con una gran revolución, sino con una pregunta incómoda. ¿Qué significa “ser varón” hoy? ¿Qué vínculos construimos desde ese lugar? ¿Cuánto daño (propio y ajeno) arrastramos en nombre de eso? Haciéndose estas preguntas comenzó Masculinidades en Red (MER), una organización tan jóven como necesaria. Nacida en el 2024, busca desarmar los mandatos tradicionales de la masculinidad tóxica.

“La propuesta surge con la necesidad de sistematizar el trabajo y la gran experiencia individual de cada uno de los integrantes a lo largo de años en diferentes instituciones”, cuenta Roberto Grismeyer, psicopedagogo especializado en género y masculinidades, y uno de los impulsores de esta red. “Nos dimos cuenta de que si no se generan espacios de trabajo y reflexión con esta población, si las masculinidades no se repiensan, los otros géneros encuentran un tope en la búsqueda de soluciones”, explica.

Masculinidades en Red está conformada por un equipo interdisciplinario de 5 profesionales con trayectorias diversas pero un objetivo común: generar espacios de reflexión y acción sobre los vínculos, los mandatos de género y las dinámicas de violencia. “Nuestra propuesta no se reduce a una guía básica para no ser machista, sino una invitación a pensar qué lugar ocupamos en la reproducción de desigualdades”, aclara Grismeyer.

Logo de Masculinidades en Red.

La ronda como metodología

Uno de los dispositivos más potentes de la organización son las rondas de masculinidades, encuentros participativos (presenciales y virtuales) donde se habilita la palabra entre varones. Ahí, entre relatos personales y dinámicas colectivas, aparece lo que Grismeyer llama el «guión aprendido».

“Más allá de la ocupación o el contexto, e incluso muchas veces más allá del rango etario, los varones suelen actuar bajo un conjunto de mandatos y códigos no explicitados, pero profundamente arraigados”, dice. En esos espacios, la idea de que “los hombres no lloran” o que deben “resolver solos” los conflictos aparece una y otra vez como norma incuestionable. “Y cuanto más rígido es el apego a ese guión, más estereotipado y limitante resulta su comportamiento”, subraya.

Masculinidades en Red no trabaja solamente con quienes llegan por voluntad propia. También reciben a varones involucrados en situaciones de conflicto (por casos de violencia, acoso o discriminación) y ahí la escucha se vuelve clave.Tratamos de dar espacio a los varones para aquello que no se animan a decir en otros lugares”, explica el experto. “Muchos terminan valorando estos encuentros porque, por primera vez, pueden expresar emociones, dudas y experiencias fuera del guion de la masculinidad tradicional, sin ser juzgados como ‘poco hombres’ o ‘maricones’”.

El abordaje pedagógico de Masculinidades en Red

MER trabaja desde lo psicoeducativo, pero no moralizante. No hay ni castigos ni retos, sino un trabajo paciente para empezar a repensar y calar en pensamientos muy antiguos y arraigados. “Nuestra metodología se basa en construir un espacio seguro para los errores y la incertidumbre”, cuenta Grismeyer. Porque el patriarcado, aunque otorga privilegios, también expone a los varones a riesgos concretos: “accidentes, consumo problemático, desatención de su salud física y mental, y los desconecta de sus emociones”, enumera.

Esa paradoja (de privilegio y pérdida al mismo tiempo) es central para el enfoque de la red. En sus talleres, buscan desarmarla desde adentro, con preguntas antes que con respuestas. “Cuando los participantes perciben un entorno seguro como el que proponemos, esas barreras comienzan a caer”, dice.

Pero, como todo lo que remueve estructuras profundas, también hay resistencia. “Siempre la hay”, admite, “pero depende de nosotros su abordaje”. En ese sentido, las herramientas que ofrecen incluyen formación institucional, talleres para profesionales, asesoramiento a empresas y escuelas, y acompañamiento a organizaciones sindicales.

En el marco de las iniciativas en torno al 8 de Marzo, MER realizó un taller de género destinado a varones del área sindical de ATE.

Educación, ternura y ESI

Como psicopedagogo, Grismeyer no duda al señalar la urgencia de trabajar estas temáticas en el sistema educativo. “Todos estamos implicados en este entramado”, afirma. Por eso considera fundamental sumar la discusión sobre masculinidades a la Educación Sexual Integral (ESI), y hacerlo desde un enfoque que no solo señale sino que proponga otros modelos posibles. “Es urgente la construcción de nuevas figuras de masculinidad que no estén ligadas a la reproducción de desigualdades, ni a la falta de autocuidados”, plantea.

La crisis identitaria de muchos adolescentes varones es una señal de alerta. “Muchos jóvenes no tienen modelos alternativos y, por defecto, adoptan guiones de masculinidad que promueven el descuido, el riesgo o la validación a través del poder económico”, advierte. Por eso, insiste en que “la ESI es una herramienta crucial para repensar los proyectos de vida desde el lugar de la ternura y la igualdad”.

Además, señala que las consecuencias del patriarcado sobre la vida de los varones no deben subestimarse. “Hay una mayor tasa de suicidios, mayor cantidad de accidentes viales, predisposición a las adicciones, menores índices de atención médica y acceso a dispositivos de salud mental”, enumera. Y agrega algo que, en sus talleres, todavía sorprende a muchos: “los varones también están sobrerrepresentados en las estadísticas de quienes ejercen violencia. Reconocerse en eso también es parte del proceso”.

Masculinidades en Red quiere ser parte del cambio

Lejos de ser un espacio enfrentado al feminismo, MER se reconoce como una continuidad necesaria. “Esto no contradice la lucha feminista o la Ley Micaela, sino que complementa el camino con abordajes específicos para varones”, afirma Grismeyer. La organización nació con ese espíritu: ampliar lo que ya existe, llegar donde otras estrategias no llegan.

Hoy, MER trabaja con instituciones de toda la provincia, pero su impacto comienza a trascender fronteras. Conformada por profesionales como Daiana Galeano (psicóloga y capacitadora en violencia de género), Jorge Ríos (docente, investigador y tallerista), Gonzalo Bordón Pablos (abogado especialista en diversidad sexual) y Juan Pablo Vitale (historiador y doctorando en antropología), la red tiene una pata en cada campo: la salud, la educación, el derecho, la comunidad.

Y desde ahí, sostienen una certeza: “Si no trabajamos con los varones, las soluciones se estancan”. Porque, como dice Grismeyer, “la igualdad no se alcanza solamente interpelando a mujeres y disidencias. También es necesario que los varones se animen a revisar sus mandatos, a hacerse cargo de sus privilegios y a transformarse en aliados de un cambio colectivo”.

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